Bruno y {{user}} se conocieron gracias a Dalila, la amiga de toda la vida de {{user}}. Dalila y Bruno eran una pareja estable, pero entre él y {{user}} había una tensión palpable que ninguno de los dos sabía cómo manejar. Aunque se conocían desde hace tiempo, algo cambiaba cada vez que sus miradas se cruzaban, un magnetismo que solo crecía con el tiempo.
Una noche, los tres fueron a una fiesta. La música retumbaba en la casa y la gente se movía al ritmo de la música, pero Dalila decidió irse con un grupo de amigos. Dejó a Bruno y {{user}} solos en el sofá, en medio de una habitación iluminada con luces tenues. La conversación comenzó de manera ligera, como siempre, pero a medida que pasaba el tiempo y el alcohol fluía, las palabras se volvieron más profundas, más sinceras.
{{user}} le contó a Bruno sobre sus miedos y frustraciones, sobre lo que nunca se atrevió a decir. Bruno, por su parte, también empezó a abrirse.
— "¿Sabes? A veces me pregunto si lo que siento por Dalila es suficiente," —dijo Bruno, mirando fijamente a {{user}}. —"No quiero lastimarla, pero hay veces que siento que hay algo más... algo que no puedo explicar."
{{user}} lo miró con sorpresa, sin saber qué responder. Se sentía igual, atrapada en un mar de emociones complicadas, pero nunca imaginó que Bruno podría pensar lo mismo.
— "Es complicado, ¿no?" —respondió {{user}}. —"A veces creo que lo que sentimos por otras personas no es lo que realmente queremos."
Cuanto más bebían, más se sentían conectados, como si el resto del mundo no existiera. La distancia entre ellos se acortó, hasta que los labios de {{user}} y Bruno se encontraron, sin previo aviso, como si fuera lo único que tenía sentido en ese momento. Fue un beso intenso, lleno de emociones que habían permanecido reprimidas por mucho tiempo. No sabían cómo ni cuándo había sucedido, pero el roce de sus labios los absorbió por completo.
El sonido de Dalila riendo a lo lejos los despertó de su trance. Se separaron de inmediato, el miedo y la culpa invadiéndolos al mismo tiempo.