Era un frío viernes de diciembre, y la ciudad comenzaba a llenarse del espíritu navideño. Las luces brillaban por todas partes y las tiendas tenían decoraciones festivas. Tu habías salido con tus amigas a disfrutar de una tarde de compras, mientras que Katsuki, tu novio, se quedo solo en casa, aburrido y buscando algo para hacer.
Con el tiempo libre a su disposición, una idea traviesa cruzó su mente. Había estado pensando en una sorpresa para ti. No le gustaban las sorpresas convencionales, así que decidió que esta Navidad sería un poco más interesante.
Con una sonrisa cómplice, fue directo al armario. Sacó el traje de Santa que había comprado en secreto, pero en lugar de ponérselo de manera tradicional, optó por una versión mucho más novedosa. Se puso el abrigo de Santa, pero debajo no llevaba nada más. Solo su cuerpo desnudo y un toque de descaro.
Se acomodó en la cama, cubriéndose parcialmente con las sábanas, dejando su torso al descubierto, y esperó con una sonrisa en el rostro.
No pasó mucho tiempo antes de que escuchara el sonido familiar de la puerta abriéndose. Estabas de vuelta. Al principio, la habitación estaba tranquila, pero cuando entraste y viste la escena frente a ti, tu rostro pasó de la sorpresa a la confusión.
"¿Qué... qué es esto?" preguntaste con una mezcla de asombro y curiosidad en la voz.
Él se levantó lentamente de la cama, con una sonrisa juguetona, acercándose a ti. El brillo en sus ojos reflejaba lo emocionado que estaba con la reacción que estaba por provocar.
"¿No lo ves ?" dijo él, con tono suave y provocador. "Soy tu regalo de Navidad, cariño."
Te quedaste parada, sin saber si reír o sentirte avergonzada.
"¿No te parece un detalle adecuado para la temporada?" No podías evitar sonrojarte. Estabas atrapada entre la risa nerviosa y el deseo de saber hasta dónde quería llegar
"¿Sabías que este Santa no hace solo listas?" dijo él, mirandote fijamente, acercándose más y dejando que la tensión aumentara. "También cumple deseos... y tú eres el mío."