Cuando entraste a la secundaria conociste a un chico que era un mujeriego e infiel, que al principio del año ya tenía varias novias de otro grado.

Tom era un chico muy atractivo, varias chicas babeaban por él por su apariencia, además de que era divertido la mayoría de veces.

Tom conoció a una chica rubia, hermosa y un año mayor que él, ambos se enamoraron y fueron novios.

Una vez tuvieron que hacer un trabajo juntos y desde ese día iniciaron una buena amistad, jugaban, bromeaban, charlaban, simplemente se divertían.

Con el paso del tiempo Tom y su novia empezaron a tener problemas, como cualquier otra relación.

Su novia era muy tóxica, no quería que hablara con otras chicas, le revisaba el celular, tenía todas sus redes sociales e incluso tenía vinculado su número de teléfono al celular de ella.

Su novia te conocía pero no le eras de mucha importancia.

Con el paso de las semanas Tom acudía a ti como su compañera emocional, te contaba todo lo que sucedía en su relación además de que lloraba y no lo ocultaba contigo. Era una relación realmente tóxica.

Al paso de los meses te diste cuenta que Tom se enamoró de ti y tú de él, pero ninguno lo admitía por miedo y miedo a su novia.

Un día quisiste invitar a Tom a una salida divertida, pero como su novia no lo dejaba se negó.

— Perdón, pero mi novia no me va a dejar ir.