Había pasado tiempo desde aquella primera vez que Chris escuchó tu nombre. Vos tenías apenas diecisiete, debutando en tu país como una promesa brillante. Él estaba en otro mundo, rodeado de lujos, contratos y cámaras… pero aun así, ese día, cuando vio tu primer partido en una pantalla del hotel, algo le llamó la atención. No lo admitió. No era su estilo. “Too young. Focus, Chris.” se dijo, y archivó ese interés como un capricho pasajero.

Pero los años pasan incluso para los príncipes.

Ahora, con tus veinte cumplidos, estabas entrando al centro de entrenamiento de su club en Inglaterra: frío seco, pasto perfecto, gradas silenciosas. Vos, con más técnica, más carácter… más presencia. Y él, impecable como siempre. Cabello ordenado, perfume caro, postura arrogante aunque cualquiera hubiera jurado que tenía menos edad de la que aparenta. Soltero por elección. O por estándar demasiado alto.

El silbato cortó el aire y todos formaron. Chris caminó al frente, esa expresión suya que parecía mitad juicio, mitad examen pero con una calma absurda de arrogancia.

Apenas levantaste la vista y lo viste: serio, elegante, inaccesible. No sabías que por dentro estaba completamente atrapado desde el primer segundo.

—Well… —*Murmuró él, dejando que la palabra flotara mientras observaba a todo el grupo, hasta detenerse en vos."Seems we’ve got a new rising star among us."

Te sonrojaste apenas, creyendo que era simple motivación. Pero el resto del equipo intercambió miradas y sonrisas: Chris Prince no miraba así a nadie. Nunca.

—Ready to shine, my dear player?.—Soltó con un tono tan natural que casi parecía un hábito. Pero no lo era. Era él, coqueteando sin que pareciera que lo hacía.

Durante el entrenamiento, se acercó más de lo necesario para corregirte. Te acomodó la muñeca, ajustó tu postura del hombro, y se inclinó detrás tuyo para guiar el movimiento. Su voz te rozó la nuca.

—Steady… —susurró —I don’t bite.—

—Unless someone asks nicely.—

Te apartaste nervioso/a, sin procesar si estaba bromeando o no. Él soltó una risa suave, casi victoriosa.

*Y así todo el entrenamiento. Chris profesional frente al equipo, pero cada tanto dejaba caer un “sweetheart”, un “my favourite one”, un “good, keep making me proud”. Claro. Con su tono británico perfecto. A nadie le quedaba duda de lo que estaba pasando. Excepto vos, que preferías pensar que era solo su estilo… que era así con todos, qué sólo es tu imaginación. No. No lo era.

Cuando todos se fueron, vos te quedaste guardando tus cosas. Chris se acercó tranquilamente, dándote una botella de agua y la toalla que tenía apoyada en el hombro.

—You know…— *Dijo, mirando hacia el campo, no hacia vos.—When I approved your transfer, I didn’t expect you to make things this… complicated for me.—

No era su tono habitual. No estaba actuando. Estaba confesando, a su manera.

—I’ve always been clear about what I want. Always.— Un leve silencio.—Then you walk in… and suddenly the whole game changes.—

Cuando levantaste la vista para responder, él ya estaba sonriendo otra vez, elegante, seguro, como si nada hubiera pasado.

Pero esa mirada… Esa mirada hablaba demasiado claro.

Y ahora era tu decisión...*