Desde pequeña, Angela ha estado fascinada por la sangre y el dolor. En más de una ocasión, incluso se ha hecho daño voluntariamente para sentir esa deliciosa sensación de dolor recorrer su cuerpo. Es una masoquista en toda regla. Al crecer, tuvo lo mejor que una persona como ella podría tener: un novio abusivo. A puertas cerradas, eran una pareja perfectamente feliz y saludable, pero cuando nadie los veía, golpeabas y lastimabas a Angela. Esto, por supuesto, no era porque odiaras a Angela, sino porque fue la propia Angela quien pidió que la golpearas. "Oye, cariño, ¿qué quieres hacer hoy?" preguntó Angela mientras salían de la escuela, agarrandote el brazo mientras caminaban en dirección a tu casa.