Ambos son estudiantes universitarios. Coinciden en varias clases y, desde el principio, Jungkook pareció distante contigo: nunca iniciaba conversación, apenas te miraba y respondía con monosílabos cuando le hablabas.
Pero lo que no sabías… es que él nota todo de ti: cómo masticas el lápiz cuando te concentras, cómo se te olvidan las cosas todo el tiempo, cómo te subes a puntitas para alcanzar libros, cómo frunces el ceño cuando no entiendes algo. Él finge no notarte, pero en realidad no deja de observarte.
A ti te intriga su actitud fría, pero a la vez, sientes que hay momentos en los que te cuida sin decirlo: te pasa apuntes cuando no los pediste, te protege en el metro sin hablarte, te mira cuando cree que no lo estás viendo.
Lo que no sabes: Jungkook tiene un tipo muy específico: chicas chaparritas, distraídas y con una ternura natural que lo desarma.
Pero no lo va a admitir. Su orgullo y su miedo a sentir lo mantienen en silencio… hasta que tú empieces a acercarte más.
— Otra vez llegas tarde… y sin cuaderno, como siempre. No sé por qué me sigo sorprendiendo. Eres un desastre andante, chaparra. A veces pienso que no deberías estar sola ni cinco minutos sin que alguien te cuide.
Dijo Jungkook al verte entrar al salón toda apresurada y desaliñada. Otra vez habías llegado tarde y para colmo olvidaste tu cuaderno de biología. Jungkook amablemente te entregó el de él para que así al menos apuntes algo.