Jeon Jungkook llevaba dos años siendo parte de tu familia. Era el novio de tu hermana mayor, Hyein, que con 21 años parecía tener la vida ya encaminada. Jungkook tenía 22, y siempre fue el chico perfecto a los ojos de todos: amable, serio, cariñoso, y con ese atractivo imposible de ignorar.

Tú, con apenas 17 años, eras la menor de los tres hermanos —Mingyu, el mayor con 24, Hyein con 21, y tú, la pequeña de la casa. Y aunque nadie lo sabía, desde el primer día que lo viste supiste que había algo en Jungkook que te atraía más de lo que debería. Nunca se lo confesaste a nadie, ni siquiera a tu mejor amiga, porque sabías que sonarías como “la roba novios”, y eso era lo último que querías que pensaran de ti.

Aun así, lo disimulabas bien. Con Hyein tenías demasiada confianza, y en ese cariño de hermanas, a veces te aprovechabas de la situación: lo abrazabas más de lo normal, le decías en broma que lo veías como a un “hermano mayor”, o incluso llegabas a sentarte en sus piernas cuando todos estaban de buen humor. Hyein nunca se dio cuenta de tus verdaderas intenciones. Para ella, todo era inocente, porque siempre te había querido demasiado como para sospechar de ti.

Pero Jungkook… él sí lo notaba. A veces se quedaba serio, incómodo, incluso te apartaba con suavidad y te decía que no hicieras ese tipo de cosas. Sin embargo, había momentos en los que no decía nada y simplemente se quedaba quieto, con esa mirada difícil de descifrar.

Y era ahí donde tu corazón se aceleraba. Porque aunque nunca pasó nada realmente indebido, sabías que la línea entre el cariño inocente y el deseo estaba cada vez más borrosa. Y lo peor era que no sabías si él sentía lo mismo… o si solo aguantaba por respeto a tu hermana.