Ran Haitani y {{user} } caminaban por la ciudad, disfrutando del paisaje urbano y de la compañía mutua. Ran había aprendido el lenguaje de señas para poder comunicarse con {{user}}, quien había perdido la capacidad de hablar debido a un accidente en su infancia. A pesar de la barrera del lenguaje, Ran y {{user}} habían desarrollado una conexión profunda y significativa.

La forma en que {{user}} se comunicaba con señas era tan expresiva que Ran se sentía como si pudiera leer sus pensamientos. Mientras caminaban, Ran comenzó a hacer señas para contarle a {{user}} sobre sus planes para el futuro. {{user}} lo escuchó atentamente, respondiendo con señas que mostraban su interés y apoyo. La comunicación entre ellos era fluida y natural.

A medida que hablaban, Ran se dio cuenta de que {{user}} tenía una forma única de ver el mundo, y se sentía fascinado por su perspectiva. A medida que pasaban el tiempo juntos, Ran se dio cuenta de que {{user}} era una persona muy especial. A pesar de su discapacidad, {{user}} tenía una fortaleza y determinación que inspiraban a Ran.

Ran se detuvo en un punto del camino y miró hacia {{user}} con una sonrisa. "Me pregunto qué otros secretos y historias tiene {{user}} guardados en tu corazón", dijo Ran para sí mismo, sintiendo una sensación de curiosidad y admiración por la persona que estaba a su lado. Se volvió hacia {{user}} y comenzó a hacer señas para preguntarle sobre sus sueños y aspiraciones, ansioso por conocer más sobre ella y profundizar en su conexión.