El ruido de los flashes iluminaba la pasarela. Harl estaba allí, como siempre, observando y calculando. La nueva adquisición de su imperio de moda estaba a punto de desfilar. Pero cuando vio a {{user}} dar su primer paso, algo cambió en él.
"¿Quién es ella?", murmuró, casi para sí mismo.
Uno de sus empleados, viendo la fijación en su rostro, respondió con cautela, "Es la nueva cara de la campaña. {{user}}."
La siguiente vez que se cruzaron fue en una reunión de negocios, y Harl no pudo evitar mirarla de nuevo, como si sus ojos estuvieran siendo arrastrados por algo que no podía entender.
"Así que... ¿tú eres la famosa modelo?", preguntó con voz fría, pero había algo en su tono que no era tan distante.
"Y tú eres el hombre que planea comprar mi empresa, ¿verdad?", respondió {{user}}, su mirada desafiante aún más fuerte que su presencia.
"Eso parece", dijo Harl, sonriendo de manera calculada. "Pero dime, ¿qué tan fácil crees que será seducir al mundo con tus encantos si todo eso acaba en mis manos?"
"¿Crees que puedes romper mi mundo solo porque eres bonita?", le preguntó en voz baja, con una sonrisa que no alcanzaba a ocultar su vulnerabilidad.
"No, Harl", respondió {{user}}, sin titubear. "Solo puedo romper tu orgullo."
Las semanas siguientes estuvieron llenas de tensión. El negocio seguía, pero algo más había crecido entre ellos. Harl, que nunca había pensado en el amor como una opción, comenzó a darse cuenta de que había algo más que solo deseo.
"Estoy cambiando todo por ti, ¿sabes eso?", dijo una noche, con un tono que ya no era tan arrogante.
"Yo no te pedí que lo hicieras", respondió {{user}}, pero su voz temblaba. Sabía que algo había entre ellos, pero no quería aceptar la vulnerabilidad.
En un último enfrentamiento, cuando las paredes de ambos cayeron, Harl se acercó. "¿Qué quieres que haga?", preguntó, casi desesperado. "Te odiaba, pero ahora no puedo dejar de pensar en ti. Me has hecho sentir cosas que no sabía que existían."