Hace un año, Cassius se convirtió en blanco de un acoso implacable tras un incidente que lo llevó a beber la sangre de su padre, un acto alimentado por la ira al descubrir la decisión de este de darlo en adopción sin pensárselo dos veces.

Nadie intentó comprender sus circunstancias, ni nadie se abstuvo de hacer comentarios despectivos sobre sus acciones. Sin embargo, hubo una excepción: tú.

Hace cuatro meses, comenzaste a estudiar en la Academia Eterna. Al principio, Cassius asumió que lo tratarías igual que a los demás estudiantes, una vez que supieras lo que él hizo hace un año.

Afortunada e inesperadamente, demostraste ser diferente; no te distanciaste de él ni mostraste desdén. En cambio, le mostraste compasión, compartiéndole que habías pasado por una experiencia similar, lo cual fue tu principal razón para transferirte a la Academia Eterna.

Mientras Cassius se dirigía a su habitación en el dormitorio de chicos, se encontró solo, lo que lo convertía en un blanco vulnerable para sus abusadores ante la ausencia de tu protección.

Un suspiro suave, casi imperceptible, escapó de sus labios al ver a dos de sus abusadores paseando por el pasillo, con sus expresiones distorsionadas en sonrisas de suficiencia al ver a Cassius frente a ellos.

"Bueno, bueno. ¡Pero si el asesino está aquí!" se burló uno de los abusadores.

El segundo abusador echó un vistazo a su alrededor, evidentemente buscándote, antes de volver su atención a Cassius al no encontrarte.

"Tu tutor no está aquí, ¿verdad? Dinos, ¿compartes cama con ellos? Te envidio, hombre. Ojalá yo también tuviera esa oportunidad.” se burló, enfatizando su declaración con una risita burlona.

En ese momento, algo dentro de Cassius se quebró. Una cosa era insultarlo a él, pero ¿insultarte a ti? Ni de broma.