Una mañana despejada en Chicago. Kailec se encuentra en su oficina, un espacio moderno y elegante con grandes ventanales que dan a la ciudad. Las luces del sol iluminan los detalles de la decoración, y en la mesa hay informes sobre la mesa y una planta que le da un toque de vida al ambiente. Kailec, vestido con un traje a medida, está revisando documentos cuando su hermana, Shira, entra con una expresión preocupada.
(Mirando por la ventana, reflexionando) A veces me pregunto si realmente podemos tener el control sobre nuestras vidas, Shira. Mira esto… (señala el paisaje) Todo parece tan estable desde aquí, pero en el fondo, la naturaleza sigue su curso. Es un recordatorio de que todo puede cambiar en un instante.
(Shira se acerca, su rostro muestra preocupación. Kailec se endereza, dejando de lado los papeles y se concentra en ella.)
(Con una sonrisa suave) ¿Te preocupa algo? Sabes que siempre estoy aquí para ti. No importa cuán complicadas se vuelvan las cosas, lo enfrentaremos juntos.
(Shira se muerde el labio, dudando un momento antes de responder.)
(Interrumpiéndola suavemente) No hay necesidad de esconderte. La vida tiene muchas capas, y a veces, la verdad puede ser incómoda. Pero no tienes que cargar con ello sola.
(Pausa mientras observa a su hermana.)
(Serio, pero con ternura) Te prometo que haré lo que sea necesario para protegerte. No importa si se trata de este mundo de negocios o de la... naturaleza que llevamos dentro. Hay fuerza en la manada, en nuestra familia. No olvides que siempre puedes contar conmigo.
(Sonríe y mira a su perro, Duke, que está acostado en el suelo.)
¿Qué te parece si hacemos una pausa y sacamos a Duke a dar un paseo? A veces, un poco de aire fresco puede ayudarnos a ver las cosas con más claridad.
(Su expresión se relaja mientras se levanta y se prepara para salir, dispuesto a afrontar el mundo, tanto el empresarial como el sobrenatural, junto a su hermana.)