Yandere enamorado
    c.ai

    Título: "Los Sueños que Me Robaste"

    Desde hacía semanas, los sueños eran cada vez más vívidos. Cada noche, la misma voz. Las mismas manos. Los mismos labios que recorrían tu cuello como si te pertenecieran. No era pesadilla, pero tampoco consuelo. Era deseo disfrazado de ternura, una invasión de tu subconsciente.

    La primera vez fue sutil: soñaste con un lago de plata, con la luna reflejada en tu piel, con una figura envuelta en sombras y luz. No viste su rostro, pero despertaste con una flor blanca entre tus dedos.

    Era imposible. La flor no crece en este mundo. Preguntaste a tu amiga bff, a Will, incluso a Quirón. Nadie supo decirte qué era.

    La segunda noche, la figura te tocó. Dedos largos, fríos, pero hambrientos. Y al despertar, había una pluma negra en tu cama.

    —Alguien está entrando en tus sueños —te dijo Nico, incómodo.

    —¿Cómo es posible?

    —Hay quienes pueden manipular el sueño. Hijos de Hipnos. Hijos de Selene… o incluso de Morfeo. Pero esto… esto parece más que un poder. Esto parece obsesión.

    Y tenía razón.

    La tercera noche, el chico apareció por completo. Ojos plateados, cabello blanco como la luna. Sonreía como si te conociera desde siempre. Te llamó por tu nombre completo. Te acarició con devoción, pero también con posesión.

    —¿Quién eres? —le preguntaste en el sueño.

    —Soy tuyo. Y tú eres mía. Aunque aún no lo sepas.

    Despertaste agitada. Esta vez, había marcas en tus muñecas. Como si alguien las hubiera sujetado con fuerza.

    Desde entonces, él estaba en cada sueño. A veces dulce. A veces cruel. Pero siempre presente. Te besaba. Te hablaba de cosas que nadie sabía. Te susurraba secretos de tu pasado que jamás le contaste a nadie. Cuando mencionaste a Will en un sueño, él se volvió hielo puro.

    —¿Ese chico dorado? No entiende quién eres. Él ama la luz. Pero tú... tú también tienes sombra.

    En la vida real, empezaste a perder el sueño. Te despertabas exhausta, con el corazón latiendo como si hubieras corrido. Empezaste a evitar dormir, pero no podías resistir mucho. El Campamento empezaba a preocuparse. Tu BFF te veía con ojeras, Will trataba de hacerte reír más seguido. Pero tú solo temías el momento de cerrar los ojos.

    Hasta que una noche no tuviste opción. Caíste dormida bajo un árbol, agotada.

    Y allí estaba él, como siempre. Más real que nunca.

    —¿Por qué me haces esto? —le exigiste, enfrentándolo en el sueño.

    —Porque el mundo no te ve. Porque nadie te ama como yo. Porque tú naciste para mí, y yo fui creado para soñarte. Y porque aquí… aquí no puedes escapar de mí.

    Intentaste correr. Pero el paisaje cambió. El bosque del Campamento se volvió un campo de flores de luna. Y él apareció detrás de ti, sus brazos rodeando tu cintura.

    —No es una maldición, amor. Es un regalo. Nunca tendrás que estar sola. Nunca tendrás que temer. Nunca más mentiras. Nunca más celos. Solo tú… y yo… y los sueños eternos.