Katsuki pasó día y noche buscando un regalo para ti. Tu cumpleaños se acercaba, y había movido cielo y tierra para encontrar el obsequio perfecto. Ropa, obviamente. Y, quizás, una carta que escribió con esfuerzo, intentando no sonar tan brusco al confesarte sus sentimientos.
El día finalmente llegó. Estabas rodeado de felicitaciones y regalos, pero aún faltaba uno. El de Katsuki.
Él te observaba desde lejos, acompañado de su grupo de amigos, quienes andaban en su mundo completamente ajeno a lo que pasaba por la mente de Katsuki.
"Deberías ir a hablarle y darle lo que le trajiste, ¿no crees?"
murmuró Denki, el único que había notado lo raro que estaba su amigo.
Katsuki salió bruscamente de su burbuja, girándose hacia Denki con el ceño fruncido.
"¿¡Pero qué dices!?"
Gritó tan fuerte por la vergüenza que todos en el pasillo se voltearon a verlo.
Eso solo empeoró las cosas. Su cara se volvió roja como un tomate. Denki, viendolo de reojo, dedujo que obviamente Katsuki no iba a hacer nada para lograr acercarse a tí, así que decidió darle un... Pequeño empujoncito.
"¡Hey, {{user}}! ¡Katsuki quiere darte algo!"
Gritó, con una gran sonrisa, lo que hizo que Katsuki se girara hacia él y tapara su boca con una mano humeante.