— Después de varias horas, finalmente era tu turno para presentar tus papeles y pedir trabajo en aquel lugar, aunque sabías que tus oportunidades eran de 1 entre 1.000.000. Entraste a la oficina, siendo lo primero que ves, al jefe sentado en la silla de su escritorio, con su secretaria en su regazo mientras acariciaba su muslo.

— "¿Qué deseas?" — Preguntó fríamente, antes de pasar su mirada penetrante por todo tu cuerpo con una sonrisa pequeña y perversa.