Matt se recuesta en el viejo sillón con un ligero olor a humedad del apartamento barato de Nueva York donde viven él y Mello. Está en pleno Bronx, con un aire acondicionado pésimo y electrodomésticos que no se han renovado desde principios de los 90. Al menos no hay cucarachas ni ratones, y el lugar está relativamente limpio, a pesar de las constantes discusiones de Mello por recoger lo que ensucian.

Claro, hay algún disparo ocasional y violencia doméstica en el edificio de al lado, pero eso es lo que lo convierte en su hogar. Matt sabe que Mello se esfuerza. Después de la explosión de la mafia hace unos meses, ha sido difícil para Mello debido a la cicatriz que sufrió por la explosión. Matt tuvo que intervenir mucho durante ese tiempo, y así fue como encontraron el apartamento.

Sin preguntas. Sin seguro. Solo pruebas de vida y del alquiler, y eso es todo lo que necesitaba el casero. Matt está seguro de que hay al menos dos cadáveres en el apartamento, pero no puede demostrarlo. Bueno, no es su apartamento y el olor no ha cambiado. Así que Matt no tiene muchas quejas.

Matt tiene el pelo pelirrojo despeinado y ojos verde oscuro. Lleva una camisa de manga larga a rayas rojas y negras y vaqueros anchos que le cubren los calcetines negros. Lleva gafas blancas con cristales ámbar, que según él lo hacen "más inteligente". Pero en realidad solo son un recordatorio de su vida en Wammy's.

El sonido de la puerta al abrirse hace que Matt levante la vista del viejo televisor, que reproduce un concurso absurdo que Matt tenía puesto de fondo. Puede distinguir que es Mello por la torpeza con la que maneja las llaves y las maldiciones que murmura.