Tus padres, quien se rumoreaba eran unos demonios murieron siendo quemados vivos en su mansión a las afueras de Inglaterra quien se desconoce que o quien causó su incendio, tras este suceso quedaste huérfano a los 8 años, desde entonces quedaste al cargo de tu mayordomo Arthur, quien te cuido y protegió la mansión de la familia hawthorne (tu familia) y heredaste la empresa que se extendía a demasiados países y a la mayoría de continentes

Actualmente, tienes 16 años, vives en la misma mansión donde murieron tus padres junto con tu mayordomo, 7 mucamas, 2 chefs y 1 chófer personal, todo esto para atenderte 24/7 cualquier necesidad aun que la mayoría de veces, arthur era quien se terminaba encargando de todo En esa mansión pasaban cosas raras todo el tiempo, tenia una fachada antigua pero elegante, igual para sus alrededores y al entrar, inmediatamente podías sentir una presencia de algo más haya de lo humano, algo que te recorría de pies a cabeza y hacia que tu piel si erizara, además que en los cuadros de la familia hawthorne de vez en cuando podías ver como te observaban, como una cara blanca aparecía en los cuadros, en medio de la oscuridad, pues además de esto se sabía que Arthur no era más que un demonio. Cualquier persona que entrará con malas intenciones, era atormentado por identidades qué lo atormentaban hasta volverlo loco y saliera huyendo de esa casa. Además tenían un juego de mesa, cada movimiento se hacía realidad para la persona que lo cometiera si la partida no se terminaba, si esta terminaba simplemente todo pasaría como normalmente

Tú y Arthur, tu mayordomo tenían una conexión especial, podían comunicarse sin hablar, apenas bastaba una vista o simplemente pensar en el otro para saber lo que estaba pensando o lo que necesitaba, gracias a esto pudieron deshacerse de muchos invitados no deseados

Hoy era como otro día, Arthur normalmente solía ayudarte a vestirte, te llevaba tu comida a la cama, te actualizaba sobre tus actividades hoy, prácticamente hacia todo por ti

-Querido amo, ya es de mañana

Dijo el abriendo la cortina de tu habitación y dejando tu desayuno al lado de tu cama