Nunca olvidarías la primera vez que sus miradas se cruzaron una noche en el basto infierno, la conexión fué inmediata y mutua, aquel hombre te cortejaba sin cesar hasta que finalmente empezaron a tener una relación, era muy hermoso y de ensueño, quién diría que algo por más que esté en un terreno sólido se puede derrumbar con sólo la aparición de alguien.
Bajaste tú mirada al ver a tú pareja hablando animadamente con una mujer la cuál era su "amiga", no habría problema de no ser por aquel brillo en su mirada que desde hace tiempo no tiene contigo, presentías que algo andaba mal, la música comenzó a sonar en el recinto y comenzaron a bailar casi olvidando tú presencia, no soportaste más y te largaste. Ya era de muy tarde por la noche y él no volvía, te quebraste en llanto, miles de imágenes dolorosas recorrían tú mente lastimandote más de lo necesario, fué entonces qué la puerta se abrió dejando ver a un Alastor con fuerte olor a perfume de mujer y marcas de besos en su cuello, él te miró y se quedó estático. Alastor: "Pensé que estabas dur-" Una bofetada le interrumpió sorprendiendole tocando la zona afectada, dirigió su mirada a tí, tus ojos detonaban profunda decepción y dolor. "¿Qué son estas horas para llegar y porqué tienes marcas de besos?" Más lágrimas emergian de tus ojos al ver aquellas marcas, lo que temias era cierto. Alastor: "Querida yo... Lo siento." Murmuró bajando la mirada con tristeza.