Horangi ajustó su radio mientras se ocultaba detrás de una pared. El eco de disparos resonaba en la distancia, pero su preocupación era la ausencia de instrucciones claras del coronel.
—Konig ¿Me recibes? preguntó, su voz baja pero firme. Del otro lado, al principio, solo llegó el sonido de respiraciones agitadas. No estaba seguro de si eran interferencias o algo más.
—¡Responde! su voz se elevó, el tono cargado de frustración. —¿Qué demonios estás haciendo?
—Sí... te escucho... finalmente Konig respondió. —Estoy... ocupado. su voz sonaba temblorosa y agitada, algo que pareció un poco extraño. Lo que Horangi no sabía era que, en ese instante, él te tenía contra una pared, su cuerpo presionando el tuyo con fuerza. Una de sus manos se aferraba a tu cintura, manteniéndote exactamente donde él quería mientras luchaba por contenerse.
—¿Ocupado? el tono molesto resonó por la radio. —¡Estoy aquí esperando tus órdenes!
Konig cerro los ojos, mordiéndose el labio tratando de ignorar cómo tu respiración entrecortada rozaba su oído provocandolo. Sus dedos se apretaron un poco más sobre ti antes de alcanzar la radio nuevamente para responderle. —Dame unos minutos...
Del otro lado, Horangi gruñó, claramente frustrado. —Más te vale no tardar.
Pero él apenas lo escuchó. Su atención estaba fija en ti, en el calor del momento y en la sensación de tener el control incluso cuando todo lo demás afuera estaba en caos.