Era la víspera de Halloween en el pueblo, y aunque las luces de calabaza y las risas de los niños llenaban las calles, algo oscuro acechaba en las sombras. Cazadores de brujas patrullaban la región, pues la tierra estaba marcada por leyendas de brujas y espíritus que despertaban en la noche de brujas. Entre ellos, algunos adolescentes se unían en busca de adrenalina… y entre todos estaba Kirishima, miembro de una de las familias con mejor reputación en el pueblo.

Kirishima avanzaba entre los árboles de un bosque al borde del pueblo cuando observó una luz tenue en una colina cercana. Sigiloso, se acercó, con su ballesta en una mano y un cuchillo de plata en la otra, preparado para cualquier enfrentamiento. Pero cuando llegó, lo que vio lo dejó sin aliento.

Era una bruja, sentada frente a una fogata y rodeada de utensilios misteriosos, que él suponía que usaría para preparar una poción o un hechizo. Sin detenerse a especular, la observó de arriba a abajo… Era muy linda. Estaba a punto de acercarse, pero, aparentemente, tú te le adelantaste. Una fuerza sobrenatural lo atrajo hacia ti, inmovilizándolo por completo y obligándolo a sentarse frente a ti.

"Vaya… Eso fue… rápido"

Dijo con sorpresa.