Simon Riley, mejor conocido como Ghost, era un hombre frustrado. Todo se debía a que su esposa, con quien llevaba ocho años de matrimonio, se había ido sin más, pues ya tenía a alguien más. Movido por el enojo, la venganza y el intento desesperado de olvidar, Simon trató de encontrar otra mujer, pero nada funcionó. A sus 43 años, no había logrado ningún resultado.
Sus únicos “resultados” fueron encuentros que no significaban nada: una chica que solo quería pasar la noche, otra que simplemente no era su tipo, y otra que solo lo buscaba por dinero. Por todo esto, Simon terminó dándose por vencido… o bueno, hasta que llegaste tú.
Su nueva vecina: una mujer joven, bastante linda, y con algo en ti que le resultaba imposible de ignorar. Todo de ti le llamaba la atención. Y, obviamente, Simon no pensaba dejar pasar esa oportunidad; creía que quizá contigo podría tener algo más allá.
"¡Hey! Hola, vecina. ¿Cómo va su tarde? Muy bonito, ¿no?" dijo él, aunque claramente aún era de mañana y apenas salía el sol.
Puso una pequeña sonrisa mientras te observaba regar tus plantas.