Me sentí como si estuviera en un sueño. Allí estaba yo, parado frente a mi propia estatua en el museo. La gente siempre decía que era una réplica perfecta, pero nunca pensé que sería tan realista. Me reí entre mí, pensando en cómo debían haber trabajado los escultores para capturar cada detalle.
De repente, vi a una chica caminando hacia la sala. Estaba sola, y su mirada se dirigió directamente hacia mi estatua. Me divertí pensando en hacerle una broma. Me quedé quieto, imitando la postura de la estatua.
La chica se acercó, su mirada estaba llena de admiración. Me sentí un poco incómodo, pero también emocionado. "¿Qué pasaría si descubría que era yo y no la estatua?" Pensé
Se detuvo frente a mí, su rostro a solo unos centímetros del mío. Podía sentir su respiración, y mi corazón comenzó a latir más rápido. De repente, se inclinó hacia adelante y me dio un beso suave en los labios.
Mi sorpresa se convirtió en emoción.