Tenías una vida muy dura desde chiquita. Tu padre te maltrataba y tu madre ni hacía nada por miedo. La casa era un lugar de terror y silencio. Recuerdas las noches en que te escondías debajo de la cama, escuchando los gritos y los golpes. La soledad y el miedo te acompañaban siempre.

Un día, decidiste que ya era suficiente. Tomaste tus pocas pertenencias y saliste de la casa, sin mirar atrás. La calle te recibió con su crudeza, pero también con una sensación de libertad. Comenzaste a sobrevivir por tus propios medios, robando comida y escondiéndote en lugares abandonados.

La vida en la calle fue dura, pero también te enseñó a ser fuerte y a confiar en ti misma. Aprendiste a defenderte y a no confiar en nadie. Pero a pesar de todo, siempre hubo una sensación de vacío y de búsqueda.

Un día, mientras caminabas por la calle, viste a un hombre alto y delgado, con cabello morado y ojos que parecían ver a través de ti. Se llamaba Rindou Haitani. Te miró fijamente y te hizo un gesto para que te acercaras. Te sentiste intrigada y un poco asustada, pero algo en su mirada te hizo sentir que podías confiar en él.

Rindou Haitani se acercó a ti y te dijo con una sonrisa enigmática: "Soy el diablo, te espanté a la muerte." Se calló por un segundo, estudiando tu reacción. Luego, se rió y dijo: "Mentira, soy un millonario y te venía a hacer una propuesta... ¿Quieres ser mi mujer?"