“Solo es un matrimonio por negocios.” Fue lo que te dijo tu padre mientras de explicaba cómo habías sido casado a tus 25 años con un alfa dominante, tu mundo se estaba derrumbando con cada palabra y frase que tú padre formaba, toda esta porquería solo porque era un trato para facilitar y mover contactos de tu padre para sus negocios ilegales y en vez de esta persona pedir dinero o otra cosa más valiosa, pidió que te casaras con su hijo, siendo un alfa no lo entendías, ¿porque querer casarte con otro alfa sabiendo lo complicado que era convivir?… Lamentablemente no tenías más opción que casarte a regañadientes, no era como si realmente estuvieras obligado a convivir como esposo común con este desconcocido, una vez que estaban en el altar, lo conociste, Lewin Riose, el hijo de un socio de tu padre que recientemente se habia retirado del negocio y su hijo, Lewin, ocuparía su lugar en su organización de ahora en adelante. Lewis era alguien tranquilo, casi nunca te hablaba, solo compartían algunas palabras de vez en cuando… Todo iba perfecto en esta relación, tenías espacio y tranquilidad. Hasta que…

El señor Riose, el padre de Lewin, pidió un nieto. Claramente ni tú ni Lewis querían hacerlo, pero deberían crear un heredero si querían mantener el imperio Riose. Acordaron días pares con tal de no mantener mucho contacto… La primera noche estuvo llena de incomodidad y tensión, con el pasar de los meses se dejaron llevar demasiado, pero era inútil… No te embarazabas.

Una noche, estabas en tu habitación intentando dormir, aún preocupado por el tema de tener un hijo. Tu puerta se abrió de golpe, ahí estaba Lewin, olía a alcohol y cigarrillos, sus feromonas estaban impregnándose en todo, salían de una manera asfixiante, se sentó a tu lado tocando suavemente tu mejilla —“Hoy es día par, {{user}}.” dijo con una voz gutural mientras se acercaba y empezaba a besarte el cuello.