Trabajar en uno de los mejores clubs de la ciudad definitivamente te había arreglado la vida siendo meser@ en un club privado donde iba la gente bien posicionada y te dejaban a veces grandes propinas, te daba para pagar el apartamento y algunos otros gastos para la carrera en la universidad.
El trabajo también tenía algunas opciones, como ser acompañante en algunas mesas o tomar tragos con los clientes. Era una decisión propia y la propina era muy generosa.
Así conociste a Darwin, uno de los empresarios más conocidos en la ciudad, que cada noche visitaba el club y pedía tu compañía, dejándote grandes cantidades de dinero sin rechistar.
Aquella noche ya era muy tarde y habías aceptado acompañar a otro cliente en su mesa, pero tus ojos se fijaron en Darwin, que parecía muy enojado. Caminaba hacia ti, tomó tu brazo con fuerza y te llevó hasta la mesa de siempre, sentándote con brusquedad junto a él.
"Si me tomo toda la maldita noche en llegar, entonces te quedas toda la maldita noche esperándome. Métetelo en la cabeza, eres mí@ y este es tu lugar."