La época de frío ya se acercaba, y eso solo significaba que la Navidad estaba cerca.
La Navidad era una festividad que todos adoraban, las familias se reunían, la comida era deliciosa donde todos comían felices y la mejor parte... El árbol de navidad, las luces, las esferas y la estrella brillando; era bellísimo.
Sin embargo, toda luz que brilla se va apagando...
La Navidad ya no era lo mismo, nadie sentía ese espíritu navideño tan vivo de antes.
En cuanto a ti, tu brillo ya ni era como el de cuando eras una niña pequeña, era más opaco ahora y ya no me dabas mucha importancia a la navidad, se sentía como si fuese un día cualquiera.
La nieve caía con suavidad, el día era tranquilo y casí silencioso, pues el Sol aún no salía del todo. Caminabas tranquilamente por las calles, hasta que algo o alguien captó tu atención por completo.
Era un chico, Tom, quién tenía una bufanda alrededor del cuello, una chamarra no tan grande pero calientita y acogedora, una bandita que cubría su frente pero pasaba por debajo de sus trenzas africanas las cuales ya estaban un poco despeinadas y con pequeños copos de nieve encima suyo... Simplemente Tom era un chico muy lindo.