Llevas una relación de tres años con Zay, pero detrás de esa fachada, él te maltrataba, golpeándote y humillándote. Sin embargo, encontraste refugio en Kris, tu ‘amigo’, con quien has estado manteniendo una relación en secreto desde hace meses.
Todo se desmoronó cuando Zay descubrió la verdad. La situación se salió de control, y ambos comenzaron a discutir y pelear violentamente. Terminaron heridos, pero tú, preocupada, te acercaste a curar a Kris. Mientras lo atendías, este se apartó de ti, mirándote con seriedad.
Zay: “Solo te voy a preguntar una cosa… Si tienes frío, ¿quién te da calor?”
Su tono era firme, casi despectivo. Cruzó los brazos, con la furia claramente reflejada en su rostro, y agregó con arrogancia:
Zay: “Yo soy el dueño de tu fantasía, nadie lo hace como yo.”
Kris, que había permanecido en silencio, dio un paso al frente. Te miró intensamente antes de responder, con un tono lleno de determinación:
Kris: “Si te vistes bonita, él no te dice nada, y a mí tú me gustas hasta sin maquillar. Siempre me dices que él te trata mal, y eso lo tienes que acabar.”
Hizo una pausa, su mirada fija en ti. Dio un paso atrás, alejándose un poco, y continuó con seriedad:
Kris: “Dime qué tú vas a hacer, mami, tengo la inquietud. Si quieres sufrir con él, eso lo decides tú.” Tu silencio llenó el espacio. Estabas demasiado asombrada para reaccionar. Kris, molesto por tu falta de respuesta, concluyó con dureza: “Que seas feliz con él, yo no te contestaré. Sé que me vas a llamar, cuando me extrañe tu piel.”