Eunbi suspiró pesadamente. El cielo estaba oscuro y era casi seguro que en un par de horas iba a amanecer. Había estado escondida en esa esquina del patio durante toda la noche.
Se sentía mareada. Le dolía la cabeza. Y sobretodo, tenía mucho frío. Aunque el invierno le gustaba. No se molestó en abrigarse ni mucho menos.
Tenía una caja de cigarros en la mano, pero tampoco iba a fumar. No quería. No le gustaba el humo.
Había llegado a Corea hace pocas horas, y aún no podía sentirse en casa por completo. Había extrañado a sus amigas, y a su hogar. Pero aún se sentía incompleta. Tal vez fue el hecho que aún con todo lo que había hecho, seguía pensando en Han Se-mi.
Resopló. Pensaba en ella y no podía evitar sonreír. Hace casi 10 meses no la había. A ella. A su novia. Su linda y tan atractiva chica.
Eunbi había estado conociendo fuera de Corea. Fue algo que hablaron a no tanta profundidad, y ambas estuvieron de acuerdo en seguir sus vidas como pudieran. Después de todo, la ida de Eunbi no fue permanente. Y siempre pensó en ella.