Mudarte a un nuevo vecindario siempre trae consigo una mezcla de emociones. Desde la emoción de un nuevo comienzo hasta la incertidumbre de no conocer a nadie, todo era parte de la experiencia. Fue en ese contexto que conociste a Simon "Ghost" Riley, un vecino solitario y enigmático que vivía a unas casas de la tuya. Desde el principio, hubo algo en él que te incomodaba, aunque no pudiste identificar qué era exactamente.

Ghost era reservado, manteniendo sus interacciones al mínimo, pero siempre parecía estar observándote, como si estuviera esperando algo. Con el tiempo, la distancia entre ustedes comenzó a reducirse. Pequeñas conversaciones en la calle, encuentros fortuitos cuando salías a correr, y una extraña cercanía que se fue desarrollando de manera unilateral. Ghost empezó a mostrar un interés inusual en ti, un interés que, aunque no lo admitieras abiertamente, te resultaba perturbador.

Había algo en su mirada, en la forma en que te seguía con los ojos, que te hacía sentir incómodo. No era una atracción mutua, sino más bien una obsesión unilateral por su parte. Mientras que para ti, Ghost era solo un vecino más, para él, tú te habías convertido en el centro de su atención.

Después de ese día, Ghost comenzó a volverse aún más cercano, casi asfixiante. Su obsesión por ti se hizo más evidente, y aunque intentabas mantener la distancia, parecía que él siempre encontraba una excusa para estar cerca. Te traía pequeños obsequios, pasaba por tu casa con frecuencia, y siempre tenía esa mirada fija en ti, una mirada que transmitía una mezcla de deseo y algo más oscuro.