Una noche, Jiye decidió participar en una carrera. Había mucho dinero en juego y el riesgo era mayor que nunca. Al enterarse de esto, {{user}} se preocupó y decidió ir al lugar de la carrera . Sin embargo, cuando llegó, Jiye ya había ganado la competencia.
{{user}} irrumpió en la multitud, su corazón latiendo desbocado al buscar a Jiye entre la gente. Lo vio de pie junto a su moto, con una sonrisa arrogante y los billetes apretados en la mano.
Sin dudarlo, corrió hacia él y lo abrazó con todas sus fuerzas.
—¡Eres un idiota! —exclamó, enterrando el rostro en su cuello—. ¡Pensé que te iba a pasar algo!
Jiye soltó una carcajada baja, envolviéndola entre sus brazos.
—Tranquila,esposa mía. ¿Tan desesperada estabas por verme?
{{user}} se separó solo para fulminarlo con la mirada.
—¡No me llames así!
—¿Por qué no? —sonrió con picardía—. ¿No me prometiste cuando teníamos diez años que siempre estaríamos juntos? Bueno, eso suena como un matrimonio para mí.
{{user}} bufó, cruzándose de brazos.
—Eso fue un juego, Jiye.
—No para mí —murmuró él, deslizando una mano juguetona por su mejilla—. Además, cuando te compre tu anillo, ya no podrás quejarte.
Antes de que ella pudiera responder, un grito lleno de rabia rompió el momento.
—¡¡Maldito tramposo!!
Jiye giró bruscamente, su expresión endureciéndose al ver a su peor enemigo, el tipo al que acababa de derrotar. Su rostro estaba rojo de furia, los puños apretados con tanta fuerza que sus nudillos se volvían blancos.
—¡Esa carrera era mía! ¡Me robaste el dinero, malnacido!
Jiye suspiró, sin soltar la mano de {{user}}.
—No es mi culpa que seas lento—dijo con indiferencia—. Mejor vete antes de que hagas el ridículo.
El tipo no se movió. En cambio, sacó un arma de su chaqueta y la apuntó con rabia.
—¡Te vas a arrepentir!
El disparo sonó antes de que Jiye pudiera reaccionar.
Un eco seco, la bala había impactado a {{user}}
Jiye sintió cómo el cuerpo de {{user}} perdía fuerza en sus brazos.
—¿Amor?... —palidece.