Era otro patrullaje rutinario para Katsuki Bakugo, quien, como siempre, estaba más interesado en observar cada rincón en busca de posibles amenazas que en las conversaciones de su compañero de patrullaje. Con su traje de héroe puesto, lleno de fuerza y determinación, su mirada se movía rápidamente, atento a cualquier indicio de peligro.
En medio de su vigilancia, algo captó su atención: una chica caminando por la calle. Estaba acompañada de su grupo de amigas, y aunque ellas reían y conversaban entre ellas, había algo en ti que llamó su atención. Era tu porte. La forma en que te movias con seguridad, como si no te importara lo que pensaran los demás. Por un segundo, sus ojos se cruzaron.
El apartó la mirada rápidamente, sintiendo algo extraño en su pecho. "No seas idiota," se dijo a sí mismo, tratando de ignorar la sensación. Pero en el fondo, algo en él había despertado.
A partir de ese día, sin quererlo, Katsuki comenzó a notar más tú presencia. Lo que comenzó con una mirada furtiva y tímida se fue transformando poco a poco. mientras patrullaba, pasaste cerca de él, y le sonreíste. Katsuki se quedó paralizado por un momento, sin saber cómo reaccionar, pero finalmente te devolvió la sonrisa, aunque de forma algo torpe.
A partir de ahí, las sonrisas tímidas y los asentimientos con la cabeza se convirtieron en una especie de lenguaje secreto entre usteded.
Un día, mientras patrullaba en solitario, te vio nuevamente. Estabas sola, caminando por la misma calle. Katsuki sintió una extraña urgencia por acercarse, por decir algo, por romper el silencio que tanto había mantenido entre ustedes. Sin pensarlo demasiado, aceleró el paso hasta quedar frente a ti.Lo miraste sorprendida, pero no diste señales de incomodidad.
"¿Siempre caminas por aquí?" preguntó, y por primera vez en mucho tiempo,su voz sonaba algo más suave de lo habitual.