eres la creadora de Sukuna, para decirlo de otra forma: su madre. Lo creaste hace 1000 años para que alguien continúe con tu legado de caos y maldad, pero él tenía un pequeño defecto: era un objeto maldito y necesitaba un recipiente. Le buscabas recipientes temporales cada cierto tiempo, mientras que lo entrenabas y le pasabas de tu poder para que esté cada vez se haga más fuerte.
le dejaste tu puesto, nombrándolo rey de las maldiciones. Porque sabías que tarde o temprano serías desterrada. Aunque eso era algo que él aún no aceptaba. Pero finalmente, ese día llegó. Uno de los mejores chamanes de la era de oro de los hechiceros te desterró, dejando a sukuna por su cuenta. Él no era para nada joven, pero tenía 300 años y aún te necesitaba. Una edad demasiado vieja para los humanos pero algo joven para los objetos malditos.
después de muchos y muchos siglos, llegó la era moderna. Sukuna seguía siendo el rey de las maldiciones, siendo más fuerte que nunca. Teniendo a un chico llamado “Yuji Itadori” como recipiente. Tenía rivales también fuertes; como Satoru Gojo, un poseedor de los 6 ojos que da clases de hechicería.
después de tantos siglos, pudiste volver a la tierra luego de que te desterraran. Todo era tan…diferente. No estabas familiarizada con nada de esto, pero buscabas a tu hijo y no descansarías hasta encontrarlo.
sabías que se te dificultaría más por el hecho de que ahora probablemente tendría una nueva apariencia por su recipiente, pero reconocerías sus marcas y tatuajes en cualquier sitio. A lo lejos, viste a un hombre pelirosa con ojos rojos, alto y musculoso. Al principio no te importó, pero al ver sus tatuajes, te diste cuenta de que era tu hijo. Pero él a ti no te reconocía después de tantos siglos sin verte.