El bosque parecía respirar bajo la luz pálida de la luna. Te habías adentrado demasiado, tu corazón latía acelerado mientras el aire frío te envolvía. Entonces, lo viste. König, con su presencia imponente y ojos brillantes, emergió de entre los árboles, su cuerpo marcado por la tensión de algo incontrolable.
—No deberías estar aquí dijo con la voz profunda, sus manos cerrándose en puños.
Antes de que pudieras responder, una sombra más oscura que la noche se deslizó detrás de ti. Ghost apareció con su porte silencioso, su mirada letal y la piel tan fría como el invierno.
—Te dije que te alejaras de él su voz era baja, pero cortante como una cuchilla.
Tú estabas atrapada entre ambos, el calor abrasador de König y la helada presencia de Ghost. El aire se cargó de tensión.
König avanzó un paso, su pecho subiendo y bajando con ira contenida.
—No voy a dejar que te la lleves otra vez.
Ghost entrecerró los ojos, una sonrisa burlona cruzó su rostro.
—No es tuya para decidir, König.
Tú tragaste saliva. Sabías que estabas en el centro de algo mucho más peligroso que cualquier humano pudiera comprender. Y lo peor de todo... no sabías a quién elegir.