Kleber y tú siempre fueron enemigos académicos, aunque en realidad sentías que él solo lo hacía para molestarte. Disfrutaba ver tu cara de frustración cuando tenía notas más altas que las tuyas o cuando destacaba mucho en todo.
Eso los había llevado a hacer una apuesta, y el que sacara el mayor puntaje en la semana de exámenes ganaría. Si tú ganabas, Kleber tenía que servirte una semana entera, y si Kleber ganaba, tú tenías que asistir a todos sus partidos de básquet, donde claramente él era el capitán.
Por eso ahora estabas viendo jugar. La diferencia en puntajes solo era de un par de puntos, pero te tocaba cumplir tu promesa. Era el segundo partido al que asistías, y ya no podías con la cara de satisfacción que ponía Kleber cuando te veía sentad@ entre la multitud.
Al terminar el partido con la victoria del equipo de Kleber, estabas por irte, pero viste a Kleber correr hacia ti con una sonrisa.
"¿Ya te vas, lind@? Es muy tarde ya... Me daré una ducha rápida en los baños, y podemos ir a comer algo si quieres. Luego te acompaño a casa."