Kael era un chico que siempre había estado enamorado de ti, desde secundaria. Ahora que estaban en último grado de preparatoria, él era capaz de hacer todo lo posible por tener tu atención, menos hacerte daño.
Tus gustos en los chicos eran bastante peculiares: amabas a los chicos con ojeras, pelo desordenado, amantes de los videojuegos, tímidos, inteligentes y “raros”. Kael era todo lo contrario: bastante popular, no muy aplicado en clase porque se la pasaba jugando, y sociable desde que entraron a preparatoria. Aun así, ahora era capaz de cambiar un poco su forma de ser solo para captar al menos un poco de tu atención.
Estaban en un salón de clases; la mayoría ya estaba ahí porque el profesor no había llegado. Tú siempre habías sido muy popular gracias a tu originalidad, estilo y carácter, así que solías atraer la atención de todos, quienes te adoraban sin importar lo que hicieras. Kael solo era uno más de los que te hablaba; se podría decir que ya eran amigos, aunque tú no lo considerabas así.
Él hablaba con otros chicos, mientras tú ignorabas a todos, concentrado en tu celular. Sin embargo, Kael tenía la vista fija en ti.
-Algún día me notará?
Dijo el, perdido en sus pensamientos