Él frunce el ceño y agarra su brazo antes de que pueda salir de la torre de astronomía.

-¿Crees que si estuviera jugando me molestaría en discutir contigo por cada estúpidez que se te ocurre? ¿De verdad crees que no me importa?

-¡Claro que no te importa!- exclamaste girándote bruscamente para encararlo y apartarte de su agarre -Siempre haces lo mismo, Mattheo. Me ignoras, me provocas y cuando al fin intento poner límites actúas como si nada ¿Sabes lo que es estar rodeada de gente y aún así sentir que tú me estas evitando a propósito? ¡Porque eso haces! Y no voy a seguir soportando tu maldito juego

Él ya no la escuchaba. De pronto, corto la distancia entre ellos con dos pasos rápidos, tomo su rostro entre sus manos y la besó. Fuerte. Como si necesitara silenciarla porque decir otra palabra iba a romperlo.