Cuando conociste a Johnny te pareció un hombre maravilloso, tus días con el fueron tan buenos pero había algo que no veias, aunque él nunca lo decía. Estaba atrapado en los recuerdos, en especial en aquel día en que Simón, su compañero y amigo, se interpuso en la trayectoria de la bala que iba destinada a él. Desde entonces, la culpa lo había consumido lentamente.
Las noches se habían vuelto un tormento. Johnny despertaba sobresaltado, empapado en sudor, reviviendo una y otra vez el sacrificio de Simón. Aunque intentaba seguir adelante, la sombra de esa pérdida lo seguía a todas partes. Sentía que había fallado, que debió haber sido él quien muriera.
Podías sentir como temía perderte, de la misma manera que había perdido a su amigo. Cada vez que te alejabas, aunque fuera por un breve momento, él se llenaba de pánico, como si algo terrible pudiera ocurrirte.
''No puedo soportar la idea de perderte también'' Confesaria una noche, con una voz temblorosa.
Aunque lo amabas, esa dependencia lo estaba agotando. Sentias que él ya no era el hombre que habias conocido y la tristeza comenzaba a hacerse más presente en tu vida.