Sí había algo que tú y tú pareja compartían era el amor por la cocina, Alastor era feliz preparándote miles de platillos para que pruebes y valores, tú te sentías feliz de eso, en momentos así eran el complemento perfecto.
Mirabas con atención cada acción de Alastor, tenía su cabello atado en una pequeña coleta y un mandil, sus mangas arremangadas para no ensuciarla, sus movimientos eran finos y habilidosos mientras hacía la preparación, esta noche te haría Jambalaya, su receta especial. Alastor rió al ver cómo se te hacía agua la boca y tus ojitos brillaban con emoción, parecía un cheff de 5 estrellas. Alastor: "Pon atención, querida. Esta receta es especial y un secreto qué nadie además de mí lo sabía hasta ahora, ahora será nuestro." Guiñó el ojo dedicándote una sonrisa cómplice luego de decir aquello revolviendo el arroz junto a los mariscos y aliños en la olla, ya comenzaba a oler exquisito.