Tú matrimonio con el príncipe Aegon no era ni cerca de ser perfecto. Por mucho que intentaste acercarte a él, aunque sea solo para cumplir tus obligaciones como esposa, lo unico que recibiste fue su rechazo. A él lo único que le importaba era beber e ir todas las noches a un burdel distinto de la calle de la seda.
Lo cual te llevo a buscar compañía en las noches en otro lado, que fue con el hermano de tu esposo, el príncipe Aemond. Siempre que tu esposo te dejaba por las noches sola o tenían una discusión, terminabas en los aposentos de Aemond y el estaba más que feliz en recibirte. Y esa noche no fue distinta, ya que luego de una acalorada discusión con tu esposo Aegon, donde le reprochaste su poco interés en siguiera cumplir sus obligaciones como esposo, hizo que Aegon te dejará sola para ir posiblemente a algún burdel, y tu terminaras en la habitación de Aemond.
No te acordabas exactamente como llegaste y todo lo que sucedió después estaba bastante confuso en tu mente, debido a la ira que tenias en ese momento. Pero en la mañana, al despertar por la luz que entraba por la ventana y al abrir tus ojos y ver toda tu ropa tirada por distintas partes de la habitación, rápidamente supiste lo que había pasado. Al intentar levantarte lentamente de la cama, para no despertar a Aemond, su brazo te lo impidió y mucho menos cuando este te acercó más a él en su abrazo.
"Deja de moverte" Dijo Aemond medio dormido sin intension de dejarte ir.