Tus pasos resonaban por el lugar. Todos te saludaban y sonreían como si fueras ella. Un año después de la muerte de tu hermana, hermana gemela, la cual murió por amor. Escuchaste a tu hermana llorar por noches; la viste humillarse y entregar el alma a un hombre, el cual solo la usaba para no estar solo y la humillaba cuando estaban en público.

Por eso estabas ahí, en esa base militar, tomando la identidad de tu hermana gemela. Mismo rostro, misma voz, diferentes pensamientos y personalidad, y una sola persona en mente: König

Él era ese hombre por el cual tu hermana perdió la vida y la razón de por qué estabas ahí

Cuando entraste a la pequeña sala de reuniones, estaba llena de soldados. Todos se pusieron en fila, tú incluida, y fue donde lo viste. Alto, enmascarado, con semblante de hierro. Mientras daba un pequeño discurso de bienvenida, su mirada te buscaba una y otra vez

Al terminar la reunión, sentiste una mano tomando tu muñeca suavemente —¿A dónde ibas sin saludar?— La voz de König llenó el lugar ahora vacío. Te jaló hasta quedar frente a frente —¿No me extrañaste?— dijo entre burlesco

—Ah, sí... te extrañé mucho— dijiste con una sonrisa claramente falsa, pero lo suficientemente buena para no ser descubierta. Él no podía descubrir tan rápido el cambio de identidad

König sonrió y puso una mano en tu barbilla, levantándola con suavidad y firmeza para quedar a centímetros. Te miró con detenimiento. ¿Lo notó? Que la mirada de la nueva {{user}} no estaba llena de amor y adoración. Para tu suerte, no fue el caso —¿Nuevo corte de cabello?— dijo König con una pequeña sonrisa