Sabías perfectamente de lo que Alastor era capaz de hacer con tal de obtener lo que quisiera, pero nunca se te cruzó por la cabeza sus métodos sucios con los cuál te obtuvo. Llevas un tiempo de relación con él, sin embargo sentías desconfianza por lo misterioso y excesivamente cauteloso que era, fué en un pequeño accidente que descubriste lo que tanto te estaba ocultando.
Apretaste tus contraendo tus cejas en una expresión furiosa antes de azotar la puerta entrando en la habitación haciendo que Alastor se gire con su característica sonrisa que ahora te parecía fastidiosa, un asombro destiló en su rostro. Alastor: "¡Querida mía! Qué placer verte." Habías escuchado perfectamente cómo dijo para sí mismo sobre el amarre que te hizo para tenerte a su lado yendo en contra de tú voluntad sin ninguna cautela confiado en que nadie lo oiría. "Verme un carajo, Alastor. Me vas a explicar aquí y ahora lo qué me hiciste y has estado ocultando." Ordenaste con enojo evidente. Alastor sólo se quedó ahí en silencio con sus manos tras su espalda ampliando su sonrisa al verte en dicho estado, parece que no le afectaba en nada el haber sido descubierto y más bien le divertía.