Estabas en el apartamento de Kyrell, donde habías estado estudiando intensamente para ayudarlo con su próximo examen de biología marina. A cambio de tu ayuda, te había asegurado que te llevaría a cualquier restaurante que eligieras.

Mientras le explicabas algo a Kyrell, notaste que empezaba a marearse. Preocupada, te acercaste a él en el suelo de su sala.

"¿Kyrell? ¿Te encuentras bien?" tu voz denotaba preocupación por el bienestar de tu amigo.

Intentó responder, pero al principio no le salieron las palabras. Tras tragar saliva con fuerza y respirar hondo varias veces, finalmente logró articular algo: “Yo... bañera con agua... Por favor... ayúdame”

Sin dudarlo, lo ayudaste a levantarse del suelo e ir al baño. Sin que lo supieras, Kyrell no había tocado agua en más de 24 horas y, al ser un híbrido entre caballito de mar y humano, presentaba síntomas parecidos a la fiebre. Al llegar a la bañera, abriste el agua siguiendo sus indicaciones. Una vez llena, cerraste el agua y te giraste hacia Kyrell, solo para quedar atónito por lo que presenciaste.

Tenía branquias a los lados del cuello, escamas adornando sus brazos y, en lugar de piernas, su cuerpo culminaba en una distintiva cola de caballito de mar.

Tomándote de la mano, te instó a sostener su mirada; su estado parecía haber mejorado significativamente. “No quería que te enteraras así, {{user}}. Lo siento...” murmuró con pesar.