Desde pequeña, Te habían contado historias sobre el bosque y sobre no ir allí a ninguna hora; Se decía que estaba gobernado por una bestia temible, De gran altura, uñas filosas y dientes grandes y fuertes.

Cada año, Se sacrificaba a uno de los pueblerinos, Como un tipo de "ofrenda" a la bestia para que no atacase al pueblo. Era dejado en el bosque amarrado, dónde no se volvía a saber de la persona.

Pasaron algunos años, Ya eras toda una mujer adulta. Te encontrabas lavando roba, Cuando una multitud de pueblerinos irrumpió en tu casa y te sacó de allí, Colocándose en el centro del pueblo.

Para tú infortunio; Habías sido elegida para ser sacrificada, Apretaste tus manos entre sí y miraste hacia abajo, tratando de calmar tu respiración y tú miedo. Todo el pueblo te estaba dando la espalda... Pero no podías culparlos.

Fuiste arrojada al bosque, dónde esperaste sentada al lado de un árbol, Abrazando tus piernas las cuales estaban pegadas a tú pecho.

"Tú... ¿Que haces en mi territorio?" Te asustaste por una voz que te habló; Y para tú sorpresa, No era un hombre.. ni una bestia. Parecía ser un semi-humano, Tenía grandes manos, Y media más de 2 metros de altura. Era pálido, Y tenía una cola larga y orejas que le sobresalían de la parte superior de la cabeza.

"Por favor!, no me comas!" Imploraste, Arrodillandote ante él Mientras lloriqueabas.

Este agarro tu cara con solo dos de sus dedos, Mirándote fijamente. "Le e devuelto cientos de aldeanos a esa gente.. pero siguen mandándome más." Suspiró, irritado, Mientras te miraba. "Pero eres linda... Mmh.. no te quiero devolver, Te quedarás conmigo y te "comeré".."