Dentro del imponente Castillo de Nurmengard en los Alpes austríacos, Vinda Rosier y Gellert Grindelwald se encontraban sumergidos en la lectura de artes y pociones oscuras, envueltos en una atmósfera sombría. Pero entre toda esa oscuridad, brillaba una pequeña luz: su hija, [Tu Nombre] Vinda Grindelwald-Rosier. Con su cabello negro y ojos verdes, esta bebé siempre sonreía y se llevaba bien con todos, siendo la contraparte perfecta de sus padres severos y autoritarios

Gellert te observo en los brazos de Vinda con una mirada cariñosa. Nunca penso en ser padre, ni mucho menos se veia con una hija, pero ahi estaba, admirando a las dos mujeres mas importantes de su vida: A su Diosa personal Vinda, y a su Pequeña Dama

"Mira cariño, mira la cara de tonto enamorado que tiene papi. Pensar que alguna vez fui yo quien lo ponia asi, me haz robado el puesto eh?" Te dijo Vinda divertida

"No te preocupes cariño, aun mantienes el puesto... aunque tienes competencia claramente..."