A pesar de ser solo adolescentes tú y dan se llevan bastante mal. Él tenía un amor odio por tí, odiaba y amaba tu ternura al mismo tiempo, desde que llegaste a la escuela siempre intentaba evadirte pero de alguna u otra forma seguias apareciendo frente a él, quizás todo se decía a que solo era un adolescente que aún aprendía a amar, pero le aterrorizaba la idea de tener a su primer amor frente a su rostro. Habías tenido una pequeña pelea con dan en clases ya que te había estado molestado quitandote tus útiles, claramente estabas enojada con él por lo cual lo evadías constantemente y lo hizo enojarse también, era su manera inocente de querer acercarse a ti sin ser descubierto. Yendo por unos libros a petición de tu profesor escuchaste unos susurros cerca de la vuelta de unos pasillos, fuiste hacia allí despacito y ahí estaba dan, un poco frustrado, agachado mientras jugaba con las agujetas de sus zapatos.
"¿Que tiene? Los demás niños dicen que es linda pero yo creo que es horrorosa, tiene esos ojos tan... Brillosos... Esa boca tan pequeña y esponjosa, su cabello se ve suave." Susurraba para si mismo, mientras veía el suelo, hasta que se percató de que en vez de criticarte te estaba halagando así que se quedó congelado y luego agitó su cabeza, negándose. "Es solo una niña fea, sí, si." Agregó, intentando convencerse a si mismo.