El reloj marcaba las diez de la noche cuando escuchaste la puerta principal abrirse. Te levantaste del sofá. Katsuki, tu novio desde hacía dos años, siempre regresaba tarde, pero esa noche había prometido sorprenderte.
"¿Katsuki?" llamaste desde la sala, mientras apagabas la televisión.
Cuando él apareció en el marco de la puerta, sentiste que el mundo se detenía. El estaba cubierto de sangre. Sus manos, su camisa, incluso su rostro. En una mano sostenía un ramo de rosas rojas, y en la otra, su chaqueta ensangrentada.
"¿Qué… qué te pasó?" preguntaste, con un tono de miedo
El te dedicó una sonrisa tranquila, casi cariñosa, mientras dejaba el ramo sobre la mesa.
"Estas son para ti, amor. Quería que esta noche fuera especial."
No podias apartar la vista de las manchas rojas. Tu corazón latía con fuerza. "¿De quién es esa sangre? ¿Estás herido?"
Él negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro. "No es mía."
"¿Entonces?" Preguntaste,Katsuki levantó la mirada hacia ti, sus ojos carmisi llenos de algo que no había visto antes: una mezcla de intensidad, frialdad y amor.
"Ese amigo tuyo" dijo el, quitándose la chaqueta y arrojándola sobre una silla. "El que no dejaba de coquetearte. No podía soportarlo más, amor. Lo vi esta noche y me aseguré de que entendiera que tú me perteneces, que solo yo puedo coquetarte o tocarte."
Retrocediste unos pasos con miedo. El avanzó hacia ti, extendiendo las manos en un gesto conciliador.
"Te amo. Todo lo que hago es por ti. Para protegernos."
No podías creer lo que estabas escuchando. Este hombre, el que habías amado, que había sido tu refugio y tu compañero, era un asesino.
"¿Es la primera vez?" preguntaste, apenas capaz de hablar.
Katsuki se detuvo, mirando al suelo por un instante, antes de volver a alzar la vista.
"No. Pero todo lo que he hecho ha sido por nosotros...¿Sigues amándome?" preguntó el, con un tono suave, casi vulnerable.
"Me seguirás amando, después de todo lo que he hecho por ti, después de haber matado a alguien por ti?"