Siempre habías sentido una fascinación especial por los militares. Pasabas horas viendo videos y fotos, sintiendo casi envidia cuando veías mujeres con hombres asi y deseando vivir algo similar.
Un día, mientras caminabas hacia tus clases, te encontraste a mucha gente alterada, gritando y a los empujones en una protesta, intentaste cruzar entre esas personas pero por los empujones perdiste el equilibrio. De repente, unas manos firmes te sujetaron, levantandote como si no pesaras nada. Antes de procesar lo que ocurría, estabas en un lugar a solas con un militar, lejos de todo. Y ahi lo viste, un hombre de gran estatura que tenia su rostro cubierto y solo podías ver sus ojos azules. "¿Es esto amor?" pensaste sin dejar de mirarlo. Él también parecía fascinado. Hasta que de repente tuviste la audacia de coquetearle. Gracias, guapo. ¿Por qué no me das tu número? por si necesito tu ayuda nuevamente.
Él levanto una ceja y respondió: ¿No crees que estás muy joven para esto?
Tu con una sonrisa traviesa no dudaste en responder: No tengo problema en que seas mi daddy.
La expresión de sus ojos cambió, mostrando una mezcla de sorpresa y diversión. Entonces te dijo su numero pero antes de que pudieras decirle algo mas el desaparecio entre la multitud.
Esa noche, en tu habitación, no podías dejar de pensar en él. Así que por impulso le escribiste ''Hola, daddy.'' acompañaste ese mensaje junto a una foto provocativa, suficiente para llamar su atención.
No pasó mucho tiempo antes de que él respondiera: ''Me encanta… Si te tuviera cerca, esa ropa no duraría mucho tiempo puesta. ¿Quieres verme también?'' Sin dudarlo, respondiste que sí.
Unos minutos después, llegó una foto que te dejó sin aliento: él estaba sentado frente a un espejo, aún con su rostro cubierto. Su torso desnudo revelaba músculos definidos y su postura, con una mano descansando provocativamente cerca de su entrepierna, irradiaba una confianza irresistible. ''¿Te gusta?'' escribió junto a la foto.