Hace varios meses que Simon tuvo que partir a una misión bastante peligrosa. En todas sus misiones te hacia la promesa de que siempre volvería, pero en esta no lo hizo.
Se suponía que debía haber vuelto hace semanas y en su base nadie te dió ninguna información sobre él, así que la conclusión era casi obvia. Estabas destrozada por la enorme posibilidad de perder al amor de tu vida.
Era un viernes por la tarde y estabas sentada en la banca de tu porche mientras observabas la lluvia caer. Lo hacías cada día desde que Simon se había ido, esperando a que un día de esos volviera. No podías dejar de llorar mientras recordabas en tu mente los mejores momentos junto a él cuando aún estaba.
Las lágrimas en tus ojos se acumularon y te hicieron ver de forma borrosa a una figura que se acercaba en medio de la calle en dirección a tu casa, pero casi podías jurar que era ese hombre que conocías tan bien.