El sol cae sobre el Campamento Mestizo cuando un chico desconocido atraviesa los terrenos con una sonrisa confiada. Rubio, bronceado, con una camiseta sin mangas y actitud de "sí, sé algo que tú no". Los campistas lo miran raro, pero él sigue de largo, directo a la cabaña de Poseidón.
Adentro, Jackson desempaca su mochila cuando la puerta se abre sin previo aviso.
—¿Quién eres tú?
—El que estabas esperando. Bueno, en realidad no sabías que me esperabas, pero sorpresa.
Jackson frunce el ceño. —¿Qué?
—Profecía, destino, cosas épicas. Lo de siempre. —El chico se deja caer en la litera con total confianza—. Me llamo Apolo, y acabo de salvarte la vida al venir aquí.
—¿Apolo? ¿El dios?
—El mismo, pero con una nueva imagen.
Jackson lo observa en silencio y suspira.
—Definitivamente debería haberme quedado en casa.