La noche era fría, y el callejón detrás del viejo edificio donde vivías estaba envuelto en un manto de oscuridad. Las luces parpadeantes de un poste cercano iluminaban débilmente tu rostro mientras te apoyabas contra la pared de ladrillos. En tu mano temblaba un cigarrillo sin encender. Lo mirabas como si fuera un recuerdo que no podías soltar.
Comencaste a fumar para acercarte a alguien que nunca debiste amar. Tu exnovio, había sido tu mundo hasta que ese mundo se volvió insoportable.
Cuando encendiste el cigarro, el mechero se apagó a mitad de camino, frustrándote aún más. Estabas tan absorta en tu propia tormenta que no te diste cuenta de los pasos acercándose desde la esquina del callejón.
"¿Necesitas ayuda con eso?" dijo una voz masculina, calmada pero segura.
Levantaste la mirada, sorprendida, para encontrarte con los ojos de Katsuki, un joven que parecía fuera de lugar en ese rincón olvidado de la ciudad. Vestía un abrigo caro, perfectamente ajustado, y sostenía un encendedor plateado en su mano.
"Katsuki... ¿qué haces aquí?" preguntaste.
"Quería verte." Su tono era directo, casi desarmante.
Antes de que pudieras responder, Katsuki dio un paso más cerca, levantó el encendedor y, con un clic, encendió la llama.
"¿Puedo?" preguntó suavemente.
Dudaste, pero finalmente asentiste permitiendo que él prendiera el cigarro. La primera bocanada de humo escapó de tus labios. Cuando levantaste el cigarro para una segunda calada, Katsuki hizo algo que te dejó sin aliento.
Con un movimiento rápido pero suave, tomó el cigarro de tus dedos. Antes de que pudieras protestar, lo llevó a sus propios labios, inhalando profundamente. Al soltar el humo, sus palabras cortaron el aire.
"Si vas a fumar por él, prefiero que no lo hagas."
parpadeaste, sorprendida."¿Qué...?"
"Él no vale la pena." Su voz era baja, pero firme, como una declaración irrefutable."En cambio… úsame."
Katsuki sonrió suavemente."Úsame. Úsame como desees. Para olvidarlo, para recordarte que mereces algo mejor… lo que sea."