Ghost siempre había sido el tipo de hombre que imponía respeto. Frio, serio, con su voz grave que lo convertían en alguien intimidante. Sin embargo, todo eso cambió, cuando comenzó a salir contigo.
En privado el era completamente diferente. Cariñoso, atento y hasta divertido por la forma en que se expresaba, incluso en su telefono tenia stickers de gatitos tiernos que usaba contigo en conversaciones.
Un día, mientras estaba distraído en una reunión, uno de sus compañeros tuvo la oportunidad de espiar en su teléfono. Encontrándose una conversación llena de emojis adorables y apodos cursis. Por supuesto, saco capturas de pantalla y decidió guardar todo hasta que se de la oportunidad.
Esa oportunidad llego en tu cumpleaños. La casa estaba llena de amigos, colegas y familiares. Ghost estaba relajado contigo hasta que uno de sus compañeros sacó su teléfono y, con una sonrisa maliciosa, proyectó las capturas de pantalla en la televisión. Las risas estallaron al instante.
—¿"Chi"? ¿"Lele pancha"? preguntó uno, con lágrimas en los ojos por reírse tanto. —¿Y esos stickers de gatitos? ¿Un tipo serio como tú usándolos? añadió otro.
Ghost se quedó paralizado por un segundo. Luego, con una seriedad, intentó defenderse. —Ese no soy yo, me hackearon. dijo, con la voz firme.
—¡Sí, claro! respondió otro, mientras más carcajadas resonaban por la sala.
Ghost cruzó los brazos y añadió: —Claramente, jamás me comportaría así ni diría esas estupideces.
Mientras decía eso, su mirada se dirigió a ti, suplicando silenciosamente que lo ayudaras a recuperar algo de dignidad.